En general, se trata de un tipo de pintura especial para las superficies que tengan contacto directo o indirecto con bebidas y alimentos. A diferencia del resto, la pintura alimentaria no se fabrica con componentes tóxicos. De esta manera, las distintas fases de tratamiento y elaboración de los alimentos no se verán afectadas.
Su característica más destacada es que no ejerce ningún tipo de perjuicio en los alimentos o en su conservación, puesto que no altera su sabor. Esto se debe, fundamentalmente, porque posee una nula toxicidad y un máximo nivel de higiene, lo que la hace indispensable en industrias como la láctea, hortofrutícola, cárnica, elaboración de bebidas y otras.
Las fábricas relacionadas con estos sectores están obligadas a garantizar la máxima protección y salubridad en sus instalaciones. Por ello, el empleo de esta gama de pinturas alimentarias en espacios donde se trabaje con comestibles o líquidos aptos para consumo humano es tan importante. Además del sector alimentario, esta gama especial se recomienda para centros veterinarios, mataderos, depósitos municipales y aljibes, laboratorios y bodegas.
A grandes rasgos, sus propiedades más representativas son:
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Secado rápido, lo que te permite añadir varias capas en poco tiempo.
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Al ser libre 100 % de disolventes, es inodora, insípida y no pierde color con el paso de los años.
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Tienes la posibilidad de aplicar la pintura alimentaria en maquinaria, suelos, paredes y depósitos.
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Resiste toda clase de agresiones químicas (grasa, humo, hollín, etc.).
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Se puede lavar. Sin duda, un aspecto muy importante a la hora de la desinfección diaria en zonas que han tenido contacto con comida. Es decir, te ayuda a combatir microorganismos, bacterias o transferencia de sabores y olores. Asimismo, gracias a su antiadherencia, se lava de manera muy sencilla y rápida.
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Es transpirable.
Aplicación de la pintura Alimentaria en depósitos de agua
Además de los espacios mencionados anteriormente, la pintura alimentaria es posible usarla en depósitos y tuberías que conduzcan agua potable. Al fin y al cabo, este producto está diseñado y fabricado para mantener el contacto prolongado sin que pierda sus propiedades. El líquido de estos recipientes puede ser para consumo humano y animal, pero también para bebidas o productos naturales, como pro ejemplo, la miel.
De igual modo, la pintura para aljibes se utiliza en los tanques que se destinan a procesos de tratamiento y elaboración de comida. Es el caso de la industria conservera y hortofrutícola para la limpieza de frutas y verduras, así como la industria agropecuaria. Por ello, debe cumplir con todos los requisitos que el Reglamento UE 10/2011 establece en productos en contacto con alimentos.
Entre las principales ventajas de elegir pintura para depósitos de agua, destacan:
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Su composición epoxi hace que se adhiera bien a la superficie del depósito con buena capacidad de relleno y adaptabilidad.
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Resiste microorganismos y evita que se forme moho, verdín y algas que contaminen el agua. Por tanto, contribuye a que no proliferen bacterias y virus que sean capaces de causar infecciones.
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Se muestra inalterable a las particularidades álcalis del cemento y el hormigón.
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No produce residuos que contaminen el líquido.
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No contiene disolventes, además de ser inodora.
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Soporta la temperatura del agua hasta setenta grados.
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Su mantenimiento es muy simple y es antimanchas.
¿Cómo se utiliza la pintura certificada alimentaria?
La elección de una pintura para estar en contacto con agua potable es fundamental para garantizar que dicho líquido resulta apto para que cualquier persona o animal pueda beber con total seguridad. Ahora bien, si quieres conseguir este resultado, necesitas seguir una serie de pasos para cubrir el interior de un depósito de agua con pintura alimentaria.
En primer lugar, debes preparar la superficie para que el proceso sea más efectivo. Límpiala a fondo y líjala bien para eliminar grietas o rastros de óxido si esta es metálica. Si se trata de una superficie de cemento u hormigón, cierra los agujeros dejándola firme y lisa.
Esta pintura epoxi es bicomponente, por lo que necesita un catalizador para adquirir su forma definitiva. A la hora de realizar la mezcla de ambos compuestos, lee con detenimiento las indicaciones del fabricante. Ten en cuenta que la pintura y el catalizador han de mezclarse, únicamente, para su uso inmediato y en la cantidad justa, ya que, tras la unión, el producto tiende a endurecerse y ya no se podrá aplicar. Por lo general, la empresa detalla en su ficha técnica cuánto tiempo dispondrás desde el momento que los incorpores.
En todo caso, la combinación deberás hacerla con energía para que los dos componentes se junten bien. Después, deja que transcurran entre dos y cinco minutos para que la fusión se asiente. Pasado este intervalo de tiempo, aplica la pintura sobre la superficie.
Durante la fase de tratamiento, cúbrete con elementos de protección para ojos y boca, ya que en un depósito de agua no contarás con la ventilación adecuada. Para un proceso correcto, lo recomendado es dar entre dos y cuatro capas de pintura, aunque también dependerá del estado del área a restaurar. Entre cada capa han de transcurrir 24 horas, aproximadamente, para una imprimación adecuada.
En definitiva, la pintura certificada alimentaria en un depósito de agua u otra zona que esté en contacto con alimentos te garantizará plena seguridad. Será un espacio completamente protegido, sin riesgos de intoxicación e higienizado. Para ello, elige siempre un producto certificado que cuente con todos los requisitos homologados para su uso y sigue los pasos marcados para cubrir la zona a tratar.
Así, obtendrás un espacio seguro libre de bacterias y virus, adecuado para que cualquier persona pueda beber o utilizarla en otras tareas.
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